Cada mes, millones de mujeres en todo el mundo experimentan una serie de síntomas físicos y emocionales antes del inicio de su periodo menstrual. Este conjunto de molestias es conocido como síndrome premenstrual (SPM) y, aunque para algunas puede ser una incomodidad leve, para otras representa un verdadero reto en su vida diaria.
El síndrome premenstrual (SPM) es un conjunto de síntomas físicos, emocionales y conductuales que aparecen entre una y dos semanas antes del inicio de la menstruación. Estos síntomas desaparecen, por lo general, una vez que comienza el periodo.
Físicos: hinchazón, dolor de senos, fatiga, dolor de cabeza, cambios en el apetito o el sueño.
Emocionales: irritabilidad, tristeza, ansiedad, cambios de humor, dificultad para concentrarse.
Conductuales: aislamiento social, disminución de la libido, sensibilidad extrema.
La causa exacta aún no se comprende del todo, pero se cree que está relacionado con los cambios hormonales cíclicos que ocurren en el ciclo menstrual, especialmente las variaciones en los niveles de estrógeno y progesterona. También puede influir la serotonina, un neurotransmisor que regula el estado de ánimo.
Existen diversas formas de reducir las molestias del SPM. Algunas de las más efectivas incluyen:
Estilo de vida saludable: mantener una dieta balanceada, evitar cafeína y alcohol, hacer ejercicio regularmente y dormir bien.
Técnicas de manejo del estrés: meditación, yoga o respiración profunda.
Suplementos: algunos estudios indican que el calcio, magnesio y vitamina B6 pueden ayudar.
Tratamientos médicos: si los síntomas son muy intensos, el médico puede recomendar analgésicos, anticonceptivos hormonales o antidepresivos.
Si los síntomas interfieren significativamente con tu vida diaria o si sospechas que podrías tener trastorno disfórico premenstrual (TDPM) —una forma más grave del SPM— es importante acudir a un especialista en ginecología o salud mental.
El síndrome premenstrual puede ser una parte normal del ciclo menstrual, pero no significa que debas soportarlo en silencio. Con el enfoque adecuado y el acompañamiento médico cuando es necesario, es posible llevar una vida más cómoda y saludable. Reconocer tus síntomas, comprenderlos y tomar medidas para aliviarlos es una forma poderosa de cuidar tu bienestar.
