Sexo, placer y salud: Cómo disfrutar sin jugártela
El mito del "se le nota"
Uno de los errores más comunes es pensar que puedes saber si alguien tiene una infección de transmisión sexual (ITS) solo con mirarle a la cara o a sus genitales. La realidad es que muchas de estas infecciones son "invisibles": no pican, no huelen y no duelen al principio. Puedes estar con alguien que se ve perfectamente sano y que ni siquiera esa persona sepa que tiene algo. Por eso, la confianza es importante, pero la protección es obligatoria.
El condón: tu mejor aliado (y no el único)
A veces da pereza o parece que "corta el rollo", pero el preservativo es lo único que realmente te da libertad. No solo te salva de un embarazo no deseado, sino que es el guardaespaldas oficial contra bacterias como la sífilis o la clamidia.
Incluso para esas cosas que se pegan con el simple contacto de la piel, como el virus del papiloma (VPH) o el herpes, el condón reduce muchísimo las probabilidades. Y si quieres un extra de seguridad, existen vacunas (como la del VPH) que son como un escudo invisible que ya deberías tener en tu historial médico.
La comunicación es el nuevo "sexy"
No hay nada que dé más seguridad que una persona que sabe lo que quiere y cómo cuidarse. Hablar de protección con tu pareja o con ese ligue de una noche no debería ser incómodo. Al revés: demuestra que tienes personalidad y que valoras tu cuerpo. Preguntar si se han hecho pruebas o decir "yo no juego sin casco" es la forma más madura de disfrutar.
¿Qué hacer si tienes dudas?
Si alguna vez te saltas la protección o sientes que algo no va bien ahí abajo, no entres en pánico, pero tampoco lo ignores. Internet no es médico; Google te va a asustar más de la cuenta. Lo mejor es ir a un centro de salud o a un especialista como en Unidades Médicas de la Mujer. Hoy en día, casi todo tiene solución con una pastilla o una crema si se pilla a tiempo.
En resumen: Reduce riesgos, usa el condón siempre (sí, también en el sexo oral) y no te compliques la vida. La mejor forma de pasarlo bien es sabiendo que, cuando termine la noche, lo único que te llevas a casa son los buenos recuerdos.


